Jean Michel Basquiat. Polifonía visual con cuadros

Psicólogos en León : Terapia Presencial – Terapia Online

Por Concha Lechón

Texto presentado en el espacio central de la ELP-CV el 24 de noviembre de 2021.Sesión preparatoria de las XX Jornadas de la ELP, “Marcas del trauma”.

Impacta ver las obras de Jean Michel Basquiat, una eclosión de elementos se impone a nuestros ojos, en ellas encontramos escrituras poéticas, alusiones literarias, estructuras cromáticas en una multiplicidad de representaciones.

Su obra se considera como un legado en el que existe un equilibrio perfecto entre la tradición del arte occidental y la cultura cotidiana de la vida de los afroamericanos en el Downtown de Nueva York de los años ochenta.

Me acerco a la obra de Basquiat buscando en qué puede ilustrarnos sobre la última enseñanza de Jacques Lacan y, en esta ocasión, desde el sesgo del trauma y sus marcas.

Un acontecimiento imprevisto es su primer recuerdo infantil, a la edad de siete años: fue atropellado por un coche mientras jugaba en la calle. Ya en el hospital su madre le llevó un ejemplar de Gray’s Anatomy.

Si bien Jacques-Alain Miller nos orienta a no buscar la diacronía de una herida antigua como origen del trauma1, sí que podemos pensar que este accidente fue un encuentro con lo imprevisible, en el que quedó ligado y desligado la vida y la muerte.

Los coches y los juegos callejeros desempeñaron un papel protagonista en las primeras pinturas de Basquiat, las partes del cuerpo y sus nombres científicos son recurrentes en su obra, Gray fue el nombre de su grupo de música experimental. En uno de sus últimos cuadros, Pegasus, letras y palabras en negro sobre un fondo blanco, se repite con insistencia ASPHALT.

Los cuerpos que pinta y dibuja Basquiat parecen más bien esbozos, están incompletos, en muchos de ellos se ve el interior, los órganos, la mayoría de estos cuerpos tienen sobre ellos rayas, trazos, palabras, hay en ellos una tensión entre lo inacabado y lo excesivo de marcas, de colores… e incluso la fealdad salta a la vista, al mismo Cassius Clay lo pinta sin brazos; los del batería Max Roach son apenas un esbozo en movimiento, por citar cómo representa a algunos de sus héroes.

Pinta lo que ve y lo que escucha, dice: “Plasmo una idea directa”2 (1983). “Obtengo la información en libros, en cosas de espray… la carta de un restaurante es una pintura…”3 (1985).

Sus cuadros se asemejan a cómics de la crónica social, a la vez que están presentes las referencias bíblicas, literarias, mitológicas. Pero a diferencia de lo que a primera vista pudiera parecer, un salpicado sin ton ni son o una copia de la realidad que le rodea, hay en ellas miríadas de constelaciones significantes que remiten a la infinitud de las resonancias, en torno a los temas que le preocupan: el origen de la esclavitud, la situación de los afroamericanos, la ferocidad del capitalismo.

Si bien la dimensión social salta a la vista en su obra, no es lo que cautivó a los entendidos en arte -críticos, galeristas, otros artistas-, sino su potencialidad creativa; es también de nuestro interés poder ver y leer la obra de Jean Michel con la clave que Jacques-Alain Miller nos aproxima a Finnegans Wake, como ese eco translingüístico que desconcierta, como una cámara de reverberación -aquí de imágenes acústicas y visuales -, en la que se demuestra la relación de cada uno con lalengua y es esta contingencia la que provoca la resonancia del troumatismo en cada uno.

En sus primeras obras traslada los grafitis SAMO a lienzos, grafitis que realizaba con su compañero de instituto Al Díaz, firma de la que se apropia, con la que llenaron de máximas enigmáticas puntos estratégicos del Soho, del tipo: “Jimmy Best de espaldas al golpe a traición del expediente de su niñez”, o “SAMO COMO UNA CLAÚSULA DE EXCEPCIÓN”. La excepción de su singular relación al lenguaje.

Introduce pronto un nuevo tipo de pintura en su meteórica trayectoria, reutiliza piezas viejas encontradas en la calle, que no funcionaban, y las eleva a obras de arte, ventanas, puertas, ruedas de automóvil, cuyos marcos les sirve de marco para los cuadros.

Aún da un paso más y comienza a construir sus propios bastidores, sujetando maderas con cuerdas que deja al descubierto, o con clavos también a la vista. La mirada puede pasar así también por el “interior” del cuadro, por lo nudos y los enganches que lo sostienen. Cuando le preguntan por esta forma de presentar sus cuadros, dice: “Está todo bien atado, aunque no lo parezca”4, en un equilibrio sutil de rudeza y elegancia.

Su curiosidad y su afán de investigación en el campo visual, más su sentido práctico, le llevan a una forma original de enlazar sus pinturas – que realiza en formatos muy grandes -, a enlazar varias pinturas, incluso de tamaños diferentes, en polípticos, que puede plegar, lo que facilita el traslado de las obras.

Podemos entender este ensamblaje de piezas sueltas, desde la diversidad de sus representaciones, sus bastidores, sus polípticos con la función de la pieza suelta, de la que Jacques-Alain Miller dice: “Esta figura fuera de sentido, enigmático, procede fundamentalmente el bricolaje”5.

Podemos decir de Basquiat que es un hombre de saber hacer, un artista, que es como Lacan nombra a James Joyce.

Basquiat se veía como una celebridad, personaje que representa unos meses antes de darse a conocer como SAMO y comenzar su fulgurante trayectoria. Su amiga y documentalista Tamra Davis dice de él: “Se hizo famoso por ser artista, después era famoso por ser famoso”6.

En sus autorretratos suele representarse con una corona de tres puntas, reconociendo así la majestad de sus héroes: escritores, músicos y boxeadores, inspirándose en sus logros. Consideraba su labor como una continuación de este noble linaje. Corona que bien puede representar su escabel.

Así, en sus obras encontramos listados de nombres en el que están los héroes épicos de la historia universal haciendo serie con los nombres de músicos, poetas y deportistas.

Dirá: “Quería copiar toda la historia de arriba abajo, pero era demasiado aburrido, me limité al elenco de los personajes. Solo me gustan los nombres”7, lo que podemos poner en relación con la cita de Lacan del seminario anterior a El sinthome: “La nominación es por donde el parloteo se anuda a lo real”8.

Su amigo, el pintor activista Keit Haring, dice de él: “El poeta supremo, cada gesto un símbolo, cada acción, un acontecimiento. Creó suficiente obra para mantener el suspense entre las generaciones venideras”9. Lo que lo constata una obra de más de mil lienzos y más de mil dibujos en ocho años.

Cuanto más me acerco a su obra, más me interesa.

Notas:
Miller, Jacques-Alain. Causa y consentimiento. Paidós, Buenos Aires, 2019, p. 138. 
Nairne, Eleanor. Jean-Michel Basquiat. Taschen, Barcelona, 2020, p. 240.
Ibid., p. 368.
Ibid., p. 240.
Miller, Jacques-Alain. Piezas sueltas. Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 14.
Davis, Tamra. Jean-Michel Basquiat: The Radiant Child. Documental, Estados Unidos, 2010.
Nairne, Eleanor. Jean-Michel Basquiat. Op.cit., p. 235.
Miller, Jacques-Alain. Piezas sueltas. Op.cit., 2013, p. 70.
Nairne, Eleanor. Jean-Michel Basquiat. Op. cit., p. 448.

Enlace:  https://elp.org.es/jean-michel-basquiat-polifonia-visual-con-cuadros/

 

 

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